Marruecos, ¿por qué no?

Desde que volví de Marruecos siempre he querido escribir sobre el país pero básicamente por pereza lo acababa dejando –lo de ser constante me cuesta-. Pero cuando la gente me ha preguntado sobre si ir hay quien se sorprende por la respuesta y sobre todo después de haber oído infinidad de veces a la gente decir que a Marruecos no va que no es muy seguro o que cómo va a ir un grupo de chicas solas allí con lo machistas que son.

Supongo que tras escuchar todas estas cosas se vuelve necesario el contar a la gente que están equivocados y que se están perdiendo un gran país con muchísimo potencial. No llegaré a la altura de Carlota, del blog No es nada personal, la cual muestra el país de una manera que es imposible no enamorarse; pero intentaré al menos daros unos cuantos motivos para que os pique la curiosidad y os entren ganas de visitarlo.

1. Las buenas conexiones desde España 

Desde España puedes llegar a casi todas las grandes ciudades como Rabat, Tánger, Fez, Marrakech, Ouarzazate,…  La ventaja de tenerlo tan cerca es que no necesitas irte a Madrid o Barcelona para coger el vuelo ya que desde ciudades como Sevilla, Santander o Valencia también tendréis.

Buscando bien y con flexibilidad podéis toparos con escapadas a 30 euros -incluso más barato, todo es saber mirar– pero si no contáis con tanta flexibilidad no os costará encontrar algo por unos 70-100 euros i/v.

2. Opciones para todos los gustos 

¿Eres de montaña? Fácil, tienes el Gran Atlas para poder escalar o hacer trekking (¡e incluso para amantes del esquí también hay hueco!). ¿Que eres más de mar? Disfruta de la playa en Essaouira, da clases de surf en Agadir o bien disfruta del buceo en sus costas. Si te apetece desconectar y sentir el silencio absoluto en Merzouga encontrarás tu lugar, pero si lo que te mueve es el ruido y el bullicio en lugares como la plaza Yamaa el Fna de Marrakech te sentirás como en casa.

Si eres amante del cine quizás te guste Ouarzazate, aunque para paisaje de película el que hay en Chefchaouen con ese característico paisaje azul.

También tienen cabida quienes  no quieran mucho contraste, yendo a ciudades como Casablanca en la que los grandes edificios se abren hueco entre las mezquitas y mercados.

Y después de toda esta retahíla de ciudades me cuesta creer que no hayas encontrado la que te convenza; aunque siempre se puede elegir ciudad al azar y dejar que te sorprenda.

 

 

3. La comida

Más allá del cuscús hay infinidad de recetas que te harán la boca agua; eso sí, los diabéticos van a tener un problema para poder controlar semejante cantidad de azúcar. Podría enumerar taaaaantas cosas, pero me limitaré a comentar aquellas que sí probé sabiendo que me dejo por el camino infinidad de platos. Pero bueno, siempre habrá tiempo de descubrir nuevas cosas.

• El té. ¿De verdad Vega lo primero que mencionas es algo tan simple y conocido? Me temo que sí, aunque lo de simple no tanto. Aún sigo buscando un lugar donde me pongan el mismo que en Marruecos (con la dosis XXL de azúcar incluida). Al principio cuesta hacerse a la idea de tomarse un té ardiendo cuando estás a 40ºC pero creedme si os digo que le acabaréis cogiendo el gusto, sobre todo cuando una taza de té viene acompañada de buena conversación.
• Tajine. Esta receta recibe el nombre del plato en el que se prepara y se sirve, son guisos y la oferta es bastante variada ya que podéis encontrarlo de cordero, pollo, verduras,…
• Kefta. Consiste en carne picada acompañada de especias como pimentón, comino y perejil y de ingredientes como cebolla, piñones y aceite de oliva. Hay numerosas recetas, a mi con un huevo frito es como más me gustan desde luego.
• Si sois más de pescado en la costa lo encontraréis fresco y a muy buen precio, bien es cierto que si viajáis hacia el interior es un plato que empieza escasear y está más presenta la carne (cordero y pollo generalmente).

 

Mención aparte al pan, otra cosa tan simple pero que a la vez se encuentra tan presente. Muchos platos se comen con las manos, y suele ser el pan lo que se utiliza para agarrar la comida.

 

4. La gente 

Gran parte del encanto de este país es gracias a su gente, eso es innegable. En mi viaje me alojé en dos casas, Marrakech y Essaouira, y no puedo estar más feliz con el trato que recibí (escribí sobre la experiencia aquí, ¡recomendable al 100%).

Estoy acostumbrada a escuchar mala prensa sobre los países árabes en general pero lejos de lo que tratan de vendernos la realidad es bastante distinta de la imagen que mucha gente tiene. Un pueblo amable y que te recibe con los brazos abiertos, donde al extranjero se le acoge y donde a pesar de las diferencias culturales no es difícil estar.

5. El precio

No nos vamos a engañar, viajar es muy bonito pero si apenas hay dinero difícilmente podremos visitar aquello que queremos. En este caso no tendréis problemas, en Marruecos los precios son muy accesibles y podéis encontrar por muy buen precio humildes hostales pero también riads (con piscina y desayuno, ¡ojito!).

Si no me creéis, mirad en Booking que encontraréis maravillas. Además tengo un descuento del 10% si entráis por este aquí.

• Habitación doble en Riad para dos personas con desayuno incluido con gran bañera de hidromasaje 34 €/noche .
• Riad con desayuno incluido y piscina. Habitación doble por 35 €/noche.

Igualmente para comer no habrá problemas, si tenéis poco presupuestos podréis sobrevivir a base de puestos callejeros o supermercados aunque lo de ir a un restaurante no es un lujo tampoco pues es bastante asequible. Con el transporte ocurre exactamente lo mismo, hay muy buenos precios para buses y trenes -e incluso para un taxi si os juntáis unas cuantas personas-, eso sí… ¡aprended a regatear!

 

 

¿Y hay más motivos? Muchísimos más, la cantidad de cosas que hay por ver (edificios, museos, ciudades) es incontable al igual que las miles de actividades que ofrece el país. Algún día contaré más, de Marrakech o Ouarzazate, pero por el momento solo puedo hacer que recomendarlo a todo el mundo y que descubráis el país con vuestros propios ojos.